El Salón Internacional de los Vinos Nobles, que en 2018 se celebrará del 3 al 5 de junio, es el único dedicado exclusivamente a los vinos generosos, licorosos y dulces especiales. Se celebra cada dos años en Jerez de la Frontera, la ciudad andaluza que comparte su nombre con uno de los más afamados vinos elaborados en España.
La décima edición de Vinoble se celebrará del 3 al 5 de junio de 2018 en el Alcázar de Jerez. Desde la primera edición de Vinoble en 1998, el recinto del espectacular Alcázar jerezano ha experimentado sucesivas ampliaciones. Las obras de rehabilitación acometidas en la antigua fortaleza árabe han permitido disponer cada año de nuevas zonas expositivas dando así respuesta a la creciente demanda de los expositores, más de 50 llegados del nuevo y viejo mundo exhibirán sus vinos en Jerez de la Frontera.
Frente a la tendencia a la uniformización, existen regiones vinícolas que orgullosamente han mantenido procesos de elaboración seculares, en armonía absoluta con la naturaleza de la que proceden y con un respeto total a la tradición. Vinos que son en sí mismos joyas enológicas y piezas de la historia. Vinoble está destinado a estos vinos distintos, singulares y cuya nobleza se sustenta en el respeto a la historia y al entorno. Vinos que con frecuencia son el resultado de condiciones climatológicas extremas, a las que el hombre ha sabido adaptarse para extraer la esencia de la vid; que casi siempre cuentan historias de largas travesías, de expediciones épicas y de episodios heroicos. Vinos asociados a paisajes únicos, a lenguajes y oficios propios e incluso a una arquitectura bodeguera que responde a partes iguales a la estética y a la funcionalidad. En definitiva, vinos que, en cada una de sus regiones de procedencia, constituyen una de las señas de identidad de sus respectivas culturas. Auténtico patrimonio de la Humanidad.
La amplia gama de moscateles de Alicante, Valencia y Navarra, y las históricas malvasías de Canarias. Los vinos dulces catalanes, del Priorato o Terra Alta, así como los de Rueda o Toro. Y el famoso Fondillón de Alicante, un vino legendario. La amplísima gama de vinos de Oporto: rubys, tawnys, y los exclusivos vintages y colheitas, frutos del espectacular paisaje del Douro y de los lodges de Vilanova de Gaia, donde se funden las culturas portuguesa y británica. Los venerables vinos de Madeira y los extraordinarios moscateles de Setúbal.
Los vinos dulces ha constituido tradicionalmente una parte muy minoritaria y exclusiva de la producción de las principales regiones vitivinícolas mundiales. Así el milagro de la botrytis cinerea o podredumbre noble a dado a luz alguno de los vinos dulces más extraordinarios del mundo: los Sauternes y Barsac de Burdeos, los Mombazillac o los vinos del Loira, en Francia. También los históricos Tokaj de Hungría o los auslese, beerenauslese y trockenbeerenauslese de Alemania. En ocasiones, la concentración de azúcar se consigue gracias a unas condiciones climáticas extremas, como en el caso de los famosos vinos de hielo austríacos y canadienses, obtenidos a partir de uvas congeladas. También en la cuenca mediterránea existe una amplia tradición en la elaboración de vinos dulces: los pasitos italianos, los históricos Marsala o los moscateles de la Isla de Samos son sólo algunos ejemplos de vinos dulces y licorosos del sur de Europa. Ya procedan de las regiones montañosas en Suiza o de viñedos situados junto al mar; del viejo o del nuevo mundo, todos estos vinos comparten una nobleza que es el resultado de unos métodos de elaboración centenarios y de una vocación de calidad e identidad. Son los vinos nobles.
Fuente: http://vinoble.org/