El tomate de nuestras islas podría recibir pronto uno de los reconocimientos más importantes de la Unión Europea: la Indicación Geográfica Protegida (IGP). La Federación Provincial de Exportadores de Las Palmas (FEDEX), con el apoyo del Cabildo de Gran Canaria, ha iniciado el proceso oficial para conseguir este distintivo de calidad para el Tomate Canario, una joya agrícola con más de 140 años de historia ligada a la exportación y al desarrollo del archipiélago.
El Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria (ICCA), dependiente del Gobierno de Canarias, ha recibido la solicitud y ya trabaja en los primeros pasos de esta tramitación, que busca proteger y diferenciar este producto emblemático frente a otras producciones. Otros cultivos como el Plátano de Canarias, el Aguacate de Canarias o el Gofio Canario ya cuentan con esta protección europea, que garantiza que sus cualidades únicas están directamente ligadas al entorno en el que se cultivan.
El director del ICCA, Luis Arráez Guadalupe, ha destacado que el objetivo es “lograr que la normativa europea respalde la calidad diferenciada del tomate canario y lo proteja frente a la competencia desleal en los mercados”.
Este impulso no es nuevo: hace una década ya se intentó iniciar el proceso, pero entonces factores como la incertidumbre regulatoria o los retos logísticos impidieron avanzar. Hoy, con el respaldo renovado de instituciones como el Cabildo de Tenerife y el apoyo de productores de Fuerteventura, la iniciativa vuelve con más fuerza y mejor respaldo.
Un producto con historia, sabor y arraigo
El Tomate Canario ha marcado profundamente el siglo XX agrícola en las islas. Su exportación fue posible gracias a las excepcionales condiciones climáticas del archipiélago y a la consolidación de una red marítima que permitió llevar este fruto a mercados internacionales. De hecho, en 2025 se conmemorarán los 140 años de esta actividad exportadora, un hito que habla de su importancia económica, cultural y social.
El reconocimiento como IGP abarcaría variedades como Redondo Liso, Oblongo o alargado y Tomate Cereza, siempre que cumplan con estrictos controles de calidad, trazabilidad y etiquetado. El objetivo es proteger aquellas producciones destinadas al consumo fresco, tras su correcta manipulación y envasado.
¿Qué beneficios aporta la IGP?
Contar con esta figura de calidad significa mucho más que una etiqueta en el envase. Aporta valor añadido, protege frente a imitaciones y permite a los consumidores identificar fácilmente un producto auténtico, con garantía de origen y trazabilidad. Además, favorece el desarrollo económico de zonas rurales y compensa desventajas estructurales, como las que enfrentan territorios alejados como Canarias.
¿Y ahora qué?
El proceso de tramitación se divide en dos fases: una primera a nivel nacional, que incluye un periodo de información pública y otorga protección provisional al nombre ‘Tomate Canario’; y una segunda fase en la que la Comisión Europea estudia la solicitud. Si todo va bien, el nombre se inscribirá oficialmente en el Registro de Indicaciones Geográficas de la Unión Europea, junto a otros productos canarios ya reconocidos.
Con esta solicitud, el Tomate Canario se une al camino recorrido por otros alimentos y bebidas del archipiélago que ya cuentan con IGP o DOP, como el Ronmiel, el Queso Majorero, las Papas Antiguas, la Miel de Tenerife o los vinos con denominación de origen, entre muchos otros. Una forma de proteger lo nuestro, proyectarlo al mundo y celebrar lo que nos hace únicos.
¡El tomate canario se merece su lugar en el mapa europeo de los productos con alma!