Así comienza la historia de 40 Días y 40 Noches.
En un país llamado Francia había una pequeña región llamada Sauternes. Sus pueblos eran muy bonitos, con grandes Chateau, casas con flores, campos verdes llenos de vides y gente muy agradable que trabajaba cultivando sus campos.
En un pueblo llamado Bommes, dos amigos, Miguel y Pedri, apasionados por la viticultura y el mundo enológico deciden plasmar un vino hecho de la manera más ancestral posible en tierra canaria. Al regreso de ese país, capital del mundo del vino, hablan con Blas (Bodegas Guayonge), un amante al terroir canario, a quien le cuentan el secreto de hacer un vino totalmente diferente a lo que estaban acostumbrados a hacer.
En depósitos de hormigón comienza su elaboración y en barricas de roble francés su maduración. Con el trabajo de viñas viejas de Listán Negro, de la zona de Fray Diego, en Tacoronte, bajo preceptos orgánicos, vinificaciones artesanales, fermentación espontánea, levaduras indígenas y dosis bajas de sulfitos, se obtiene este vino fiel de terruño, amparado bajo la denominación de origen Tacoronte-Acentejo, con personalidad propia y una primera edición de 1300 botellas
(Pueden encontrarlo en Bodegas Guayonge y la casa del Vino Tenerife)