Seguro que no ha sido caprichosa la decisión de una bodega como Marba para poner en el mercado un vino diferente, un tinto que se aúpe a lo alto de su gama. Posiblemente ese capricho sea más el fruto muy meditado del deseo de lograr una combinación de variedades equilibrada -Listán Negro, Castellana y Syrah-, intentando conquistar también paladares no tradicionales, que buscan cierta complejidad y salirse de la rutina. Nada nuevo vamos a descubrir en cuanto a la calidad de los vinos que elabora Marba; es el claro ejemplo de la pequeña bodega familiar que a base de calidad ha sabido conquistar un muy competitivo mercado, donde a veces el consumidor compra más por el apellido que por el contenido en sí de la botella de vino, eso sí, casi seguro por puro desconocimiento.
Los 15 años elaborando vinos con D.O. -22 desde que elaborara los primeros vinos de mesa- han sido de constante superación. Los numerosísimos premios obtenidos por sus blancos, rosado o tintos en este tiempo sólo han servido de acicate y nunca de situación de acomodarse y vivir de glorias. En el mundo del vino las glorias pasan pronto, sólo basta una mala cosecha, una relajación en el cuidado del viñedo o en las exigencias del proceso enológico para echar por tierra famas y premios. En ello Marba ha sabido dar la talla, desde la honestidad y la humildad del trabajo duro año por año.
Desde hoy podremos degustar su nuevo “buque insignia”, este Capricho viene cargado de intenciones y con un bagaje de intenso trabajo previo hasta poder ver la luz. Botella elegante y etiqueta simple, rotundo en el nombre, capaz de acompañar un amplio abanico de platos o simplemente ser la excusa perfecta de cualquier velada.