El pasado miércoles 25 tuvo lugar una reunión multisectorial a la que acudieron algunos bodegueros y viticultores de Tenerife, representantes de asociaciones agrarias -Asaga, Palca, Upa- y el Cabildo, con su Presidente y el Consejero de Agricultura al frente. En la misma se firmó un acuerdo de compromiso para sentar las bases del desarrollo de una denominación de origen para los Vinos de Tenerife, con el propósito de que sirva para aglutinar y no para discriminar; sólo el tiempo quitará o dará la razón.
El proyecto no es nuevo, desde hace algunos años ha sido un empeño incentivado desde la corporación insular con el fin, entre otros, de tener una «marca» reconocida como es la de Tenerife. Pero no todos están de acuerdo, o al menos no en este momento. En su día se decidió segmentar en cinco las D.O. De la Isla, atendiendo a las diferentes particularidades de la geografía de Tenerife, su clima y sus vinos a veces tan distintos los producidos en una u otra comarca. Ahora se piensa, al menos por parte del sector y desde la administración insular, que mejor unificar.
No es cuestión sencilla intentar unir bajo un mismo «paraguas» tantas posturas divergentes; quizás se esté de nuevo intentando construir una casa desde el tejado. Es posible que un asunto tan complejo como este necesite de muchas más reuniones de trabajo intenso, serio y productivo si como se dice se pretende aunar fuerzas para que los vinos de Tenerife tengan el protagonismo que el peso de las cifras parece que le confieren, al menos en cuestiones de hectáreas, litros y bodegas inscritas/os en los diferentes consejos reguladores. Tampoco es el momento de despreciar iniciativas, sobre todo si a la misma se unen bodegueros y viticultores de tanto peso específico, como así parece. Por nuestra parte, desde Bodega Canaria, hemos contactado con representantes de los Consejos Reguladores con el fin de recabar opiniones e información que plasmaremos en un próximo artículo.