En poco más de un año se convirtió en una revolución, sus exportaciones han llegado a 25 países y sus ventas disparadas mes a mes. Se trata de Gïk, el llamado vino azul. Una denuncia por el uso del término vino ha llevado a un Juzgado a prohibirles la comercialización bajo esta denominación; ahora deberá quedar encuadrada en un ambiguo apartado como «otras bebidas alcohólicas», dentro de un vacío normativo pero amparado el dictamen en lo que la ley determina para poder considerar vino a una elaboración, que incluye el origen, la elaboración y hasta el color; por tanto no hay categoría dentro de las especificaciones donde poder clasificarlo. Su origen es el mosto de uvas blancas y tintas, con un posterior proceso de pigmentación y edulcoración, mezclando diferentes procesos naturales y químicos. Realmente se puede considerar una especie de revolución, los cinco jóvenes provenientes de la Universidad del País Vasco lo consideran casi una diversión haber creado este producto, pero para un sector muy normalizado y tradicional como es el vitivinícola no se trata como tal. La denuncia que ha llevado hasta esta sentencia puede haber tenido un origen lógico en el sector del vino, que ya venía intentando desde su comienzo desmontar este negocio. A Gïk le han seguido otros productos similares que posiblemente tengan el mismo final, llamarse de todo menos vino. Se le podrán quitar méritos y títulos, pero por color realmente es espectacular.