Qué son las temibles heladas tardías y cómo afectan a la producción mundial de vino.
Este año será largamente recordado en el mundo del vino por la combinación de heladas tardías que sacudieron los distintos puntos del globo, de Francia a España e Italia, principalmente, por lo que el volumen de vino disponible para el consumo será el menor desde la década de 1960, según la Organización Internacional de la Vid y el Vino (OIV). La Argentina no está ajena a este momento ni a las heladas tardías. Y en lo que va del período de brotación, que arrancó en septiembre, pequeñas y no tan pequeñas heladas se han hecho sentir en los viñedos. Resta todavía un tramo para estar a salvo, ya que el período libre de heladas, en el Alto Valle por ejemplo, arranca a comienzos de noviembre y finaliza en abril. Ahora bien, ¿por qué son tan dañinas las heladas tardías?
Heladas traicioneras.- En abril de este año, mientras en la Borgoña brotaba lo más granado del chardonnay y el pinot noir mundial, dos heladas golpearon duro la región. La postal recorrió el mundo: centenares de mecheros encendidos en la oscura noche formaban una entramado de luces que poco tenía de festivo. La misma helada golpeó a la Champagne, Burdeos y los jóvenes viñedos de España, en particular Ribera del Duero, Rioja Alavesa y Rueda, donde el Gobierno estimó que unas 75 mil hectáreas de vid se vieron afectadas por temperaturas de entre 3,5 y 9 grados bajo cero.
En nuestro país, el viernes 13 de octubre fue también una fecha negra. En particular para Mendoza. Aún no se estimaron las pérdidas por heladas, pero, según la zona y las variedades, hay quienes arriesgan hasta un 30% de hectáreas afectadas en particular en Luján de Cuyo y Valle de Uco. Un escenario parecido se vivió en Neuquén y Río Negro. El asunto con las heladas tardías es el daño que le infligen a la cosecha futura. Porque mientras que la planta se recupera con nuevas yemas, llamadas casqueras, no vuelve a ofrecer racimos hasta el año siguiente.
El invisible que mata.- Las heladas se producen cuando la temperatura desciende por debajo de los 0 ºC. Si ese descenso es corto en el tiempo y no pronunciado, la vid puede resistir una helada. El problema es cuando sucede lo contrario: en general una helada es grave desde los -1 ºC y si además esas temperaturas se sostienen durante al menos una hora, el daño se acentúa. La razón es simple. Cuando la planta está brotada, con hojas y pámpanos verdes y turgentes, el contenido de agua asciende a 85%. Agua que, con temperaturas por debajo del punto de congelación, se transforma en hielo, cuyos cristales forman cuchillas que rompen las células y matan los tejidos. Por eso el daño por helada se observa varias horas después. Por lo general al caer la tarde de una madrugada heladora, los brotes lucen negros y marchitos.
Si la helada ocurre antes de la brotación, la plata puede resistir sin demasiado problema: las yemas dormidas tienen menos agua (50%) y, al mismo tiempo, están protegidas por una suerte de escudo de escamas pilosas que las aíslan del efecto del frío. En términos generales, las heladas tardías ocurren por el ingreso de una masa de aire frío, que es menos frecuente sobre la época de la brotación. El otro foco es por pérdida de calor del suelo a la noche, conocida como helada por radiación, típica de regiones secas. Una combinación de ambas es la más frecuente.
1 hora: Una helada es grave cuando la temperatura de -1 ºC se sostiene por al menos ese lapso.
Los datos de la cosecha europea.- La Comisión Europea afirma que la cosecha del continente para este año será la peor desde 1982, con una caída del 14% respecto de 2016. Desglosado, Italia, que es el productor más grande del mundo, tiene una caída del 21% en volumen, mientras que España y Francia bajó cerca del 15%. Eso sin contar los daños causados en California por los fuegos ni la baja de producción que arrastra Sudamérica por las cosechas en el marco del fenómeno del Niño (2015-16) cuyas consecuencias todavía se están pagando.
Fuente: http://www.oiv.int/en/news
Joaquín Hidalgo
Especial