Bodegas Monje recientemente ha renovado la imágen de sus vinos con un nuevo etiquetado, una imagen alineada con las nuevas generaciones pero sin dejar atrás la tradición enológica y la identidad que siempre han caracterizado a la reputada bodega.
El detalle de la curva distintivo de la «M» de Monje, que se logra dejando respirar el vidrio en la parte central, consigue fusionar la botella y la etiqueta en un todo armónico.
Una imagen más fresca, actual, limpia, aunque respetando el mismo sabor volcánico de siempre.
Un coupage perfecto entre tradición e innovación para las décadas que están por venir.