El turismo sostenible ha dejado de ser una tendencia emergente para convertirse en un imperativo global. En este contexto, la Ruta del Vino de Gran Canaria emerge como un ejemplo inspirador de cómo el enoturismo puede fusionar el disfrute de los placeres del vino con la responsabilidad hacia el medio ambiente y las comunidades locales.
Recientemente, ACEVIN y Rutas del Vino de España han destacado la Ruta del Vino de Gran Canaria en su informe sobre enoturismo sostenible, resaltando su compromiso con la preservación del entorno y el desarrollo económico equitativo. Este informe identifica 50 experiencias en todo el país que destacan por su enfoque en la sostenibilidad, y la ruta canaria figura entre las más destacadas.
¿Qué hace que esta ruta sea tan especial en términos de sostenibilidad? En primer lugar, se evalúan 46 indicadores cualitativos que abordan las dimensiones medioambientales, económicas y sociales de la sostenibilidad. Desde prácticas como el reciclaje y la gestión eficiente del agua hasta la promoción de la contratación local y el uso de productos regionales, se considera una amplia gama de aspectos para garantizar un impacto positivo en la isla y sus habitantes.
La Ruta del Vino de Gran Canaria ha logrado cumplir con el 58,7% de estos indicadores, lo que la clasifica como «bastante sostenible». Destacan cuatro agentes clave dentro de este proyecto enoturístico: el municipio enoturístico de Agüimes, la Bodega San Juan, Handmade Tours y La Jaira de Ana. Cada uno de ellos aporta su compromiso único con la sostenibilidad y el desarrollo local.
En Agüimes, por ejemplo, se está llevando a cabo un plan vitivinícola para recuperar la vid en el municipio, mientras que la Bodega Municipal elabora su propia marca de vinos, cerrando así el ciclo económico vitivinícola de manera sostenible. Por otro lado, la Bodega San Juan destaca por su enfoque en la producción ecológica y el respeto por el entorno en el que se encuentra.
Handmade Tours se destaca por su compromiso con una práctica responsable del enoturismo, asegurando una distribución equitativa de los beneficios económicos generados por su actividad y fomentando la participación directa de los productores en las experiencias que ofrecen. Mientras tanto, La Jaira de Ana promueve la revalorización del mundo rural a través de actividades que sensibilizan sobre las prácticas sostenibles y la vida en el campo.
Álvaro González, gerente de la Ruta del Vino de Gran Canaria, enfatiza la importancia de este compromiso con la sostenibilidad y el desarrollo rural. Para él, la autenticidad es clave en la oferta enoturística de la isla, y esta autenticidad solo puede lograrse mediante la cooperación con las comunidades locales y el respeto por el entorno natural.
La Ruta del Vino de Gran Canaria no solo es un ejemplo de sostenibilidad a nivel nacional, sino que también ha sido reconocida a nivel insular como un modelo a seguir. Su inclusión en la Agenda Ecoisla Gran Canaria 2030 demuestra su importancia como parte integral del futuro sostenible de la isla, un honor que comparte con otros actores comprometidos, como La Jaira de Ana.
En última instancia, la Ruta del Vino de Gran Canaria no solo ofrece una experiencia enológica única, sino que también sienta un precedente importante como producto turístico responsable. Es un recordatorio de que el turismo y la sostenibilidad no son mutuamente excluyentes, sino que pueden y deben ir de la mano para garantizar un futuro próspero y equitativo para todos.