Decía un Gramona que el carácter de un vino, como en las personas, viene de su ADN, de su genética, que a su vez viene marcada por la tierra, por su clima, su cepa, … en definitiva, por lo que hoy llamamos su terroir.

Este carácter constituye el SER del vino, su esencia, su espíritu. Así el SER de Gramona lo compone su lugar de origen, su paisaje, el esfuerzo de generaciones que han observado estas tierras aportando su conocimiento y que, humildemente, haciendo historia, han contribuido a ese SER.

La personalidad del vino, escribió también, como en las personas, se forjará con la educación y el ambiente en el que crezca, siempre dentro de las posibilidades de su carácter. Y como en las personas, cambiará con el tiempo, con las circunstancias y la gente de su entorno. A esta realidad, obviamente relativa y metafórica, la llamaremos el ESTAR de nuestros vinos, de nuestra casa. Cada ESTAR, cada momento, cada experiencia de esta familia se convertirá en parte de su personalidad y, con el tiempo, influirá con sus decisiones en su carácter.

Con las palabras, sucesivos relatos, pensamientos o experiencias de este Magazine intentaremos compartir nuestro SER y ESTAR, nuestra esencia y nuestro movimiento. Esperamos que su lectura les resulte interesante.