La creciente preocupación sobre los efectos del cambio climático en la producción mundial de vino ha llevado a la comunidad científica a realizar un análisis exhaustivo de sus impactos y las estrategias de adaptación necesarias. Recientemente, la revista ‘Nature’ ha publicado un estudio coordinado por Cornelis van Leeuwen, profesor de Viticultura en la Universidad de Burdeos, que arroja luz sobre este tema crucial.
El estudio destaca que el cambio climático está provocando cambios significativos en las condiciones climáticas que afectan la viticultura, incluyendo aumentos de temperatura, cambios en las precipitaciones, humedad, radiación y concentración de CO2. Estos cambios están generando desafíos importantes para las regiones vitivinícolas tradicionales, especialmente aquellas ubicadas en áreas costeras y bajas de países como España, Italia, Grecia y el Sur de California.
Según el estudio, aproximadamente el 90% de estas regiones tradicionales podrían estar en riesgo de desaparecer para finales de siglo debido a la sequía excesiva y a las olas de calor más frecuentes asociadas con el cambio climático. Sin embargo, se observa un fenómeno interesante: el surgimiento de nuevas regiones vinícolas, como en el Sur del Reino Unido, debido a las temperaturas más cálidas.
El grado de estos cambios en la idoneidad para el cultivo de la vid depende en gran medida del nivel de aumento de la temperatura. Aunque los productores actuales pueden adaptarse en cierta medida cambiando variedades y técnicas de gestión, estas adaptaciones podrían no ser suficientes para mantener una producción económicamente viable en todas las zonas.
Uno de los principales efectos del cambio climático en la viticultura es el adelanto de la maduración de la uva, lo que modifica la calidad y el estilo del vino. Además, la sequía reduce el rendimiento y puede comprometer la sostenibilidad de la producción. Estrategias como el uso de material vegetal resistente a la sequía, sistemas de formación innovadores y el riego suplementario se plantean como medidas efectivas de adaptación.
En el contexto europeo, se prevé que el cambio climático desplace las regiones adecuadas para la producción de vino hacia latitudes y altitudes más elevadas. Aunque con niveles bajos de calentamiento global la mayoría de las regiones productoras tradicionales mantendrán su idoneidad, en escenarios de calentamiento más severos, las regiones mediterráneas podrían volverse inadecuadas para la producción de vino, obligando a considerar la reubicación en altitudes más altas.
Este estudio subraya la urgencia de implementar medidas de adaptación y mitigación en la viticultura para garantizar la sostenibilidad de la producción de vino en un contexto de cambio climático continuo. La colaboración entre científicos, productores y responsables políticos será fundamental para abordar estos desafíos y proteger una de las industrias más emblemáticas y tradicionales del mundo.