Las Islas Canarias son un territorio que orgánicamente conforman una región o comunidad autónoma con identidad propia dentro de España y cuenta con características diferenciadoras únicas. No sólo se trata de un conjunto de islas, sino que la propia situación geográfica, el origen geológico diferente en el tiempo de algunas respecto de las otras y, casi lo que es más llamativo, los reconocidos microclimas que se pueden encontrar en muy pocos kilómetros de distancia dentro de una propia isla, en especial las de mayor tamaño y variada orografía (Tenerife, Gran Canaria, La Palma), nos confieren especificidades que obligan a un completo conocimiento de todo ello para poder tratar determinados asuntos. En nuestro caso, asunto vitivinícolas.
Esto viene a cuento de un reciente artículo publicado en la web elmundovino.com del rotativo nacional El Mundo ( http://elmundovino.elmundo.es/elmundovino/) donde se critica abiertamente a la D.O.P. Islas Canarias al promover el movimiento entre las islas de uva en vendimia; con ello vienen a decir que se pierde el origen. La normativa que delimita y controla la actividad de esta Denominación de Origen, al ser la misma de carácter regional, permite a sus bodegas comprar uva controlada en una isla diferente a la que tiene la bodega como residencia. Los vinos que elaboran esas bodegas adscritas a la D.O.P. Islas Canarias son sometidos a los controles y reglamento de su Consejo Regulador, como lo son los producidos en bodegas pertenecientes a alguna de las otras 10 denominaciones de origen autorizadas en Canarias (5 en Tenerife y 1 en cada una de las otras islas menos Fuerteventura, donde la viticultura es testimonial). Para quienes conozcan nuestro clima y nuestros suelos no es complicado entender que el año, las estaciones, pueden comportarse para cualquiera de los cultivos de manera muy dispar según se trate de Lanzarote, Gran Canaria o El Hierro, por poner algunos ejemplos. O, incluso, ser muy contradictorios en la misma isla, tal es el caso de Tenerife y comarcas como Valle de Güímar y la denominada Isla Baja, en el noroeste.
Este artículo ha tenido ya réplica desde una bodega, curiosamente que elabora vinos con D.O.P. Ycoden Daute Isora y D.O.P Islas Canarias, como es Viñátigo (http://www.vinatigo.com/post/) y eco en la página de la aludida Islas Canarias (https://es-es.facebook.com/IslasCanariasDOP). En ellas se defiende las diferentes estrategias, derechos y libertades de quienes, dentro del marco legal establecido por la Consejería competente del Gobierno de Canarias y siguiendo la normativa de la Comunidad Europea, opta por un camino u otro para ofrecer al cosumidor un producto de calidad y con uvas cultivadas y procesadas en la Islas Canarias. Nuestra labor está más que entrar de lleno en la polémica servir a los lectores los medios para que pueda documentarse y colocarse de un lado o del otro de la opinión con libertad.
El terroir, ese pequeño territorio que ofrece un producto diferenciado respecto de otros más generales, siempre ha estado presente en la vitivinicultura de las Islas Canarias. Nuestras variedades son únicas, ninguna de ellas ha de usar un “pie franco” para ser cultivada ya que la filoxera que arrasó todo el mundo (resto de España incluido) nos privó de sus consecuencias. Los alisios, los suelos volcánicos y las casi constantes suaves temperaturas a pesar de ser un terriorio atlántico, han dotado a los vinos canarios de un perfecto dni sin comparación. Posiblemente orígenes inmensamente más extensos de otras latitudes nacionales (Rioja, Ribera de Duero, La Mancha, etc) o internacionales (Bordeaux, Rhin, Chile, California, Nueva Zelanda…) nunca puedan llegar a marcar tantas características diferenciadoras en sus vinos. En la mayoría de la superficie dedicada al cultivo de la vid en Canarias se considera “viticultura heroica” lo que se hace, ya que las pequeñas extensiones de cada parcela y los considerables desniveles orográficos obligan a tratar de manera artesanal el viñedo y, por supuesto, la posterior vendimia, siempre manual y en muchos casos con gran valor a la selección de racimos. Hay bodegas que desde hace años se empeñaron en cuidar variedades y elaborar vinos distintos y de gran calidad; como hay otras que por sus propios intereses han preferido elaborarlos con diferentes varietales canarios o introduciendo, los viticultores, otras foráneas que poco a poco han ido siendo autorizadas por algunos de las D.O. (Tempranillo, Sirah, Cabernet Sauvignon, Merlot, etc). Unas y otras, con variedades tradicionales canarias (Listán, Malvasía, Gual, Marmajuelo, Albillo,Tintilla…) o con estas últimas mencionadas venidas de España o Francia, por ejemplo, o bien mezcla de ambas, nos ofrecen a los consumidores cientos de vinos que esperan ser descorchados, con mayor o menor éxito y halagos, pero que en todo caso llevan dentro de sus botellas no sólo un tinto, blanco, rosado o espumoso, sino también grandes dosis de esfuerzo y dedicación, muchas veces muy poco reconocidos.
Desde Bodega Canaria invitamos a leer, a investigar y, por supuesto, a catar e ir descubriendo ese completo “arsenal” de grandes vinos que se elaboran en nuestras Islas Canarias. A veces tendrán suerte y otras algo menos en la elección, pero, incluso en esos casos, convendría que recordáramos que no todo lo que viene de fuera de las Islas con importantes D.O. como “apellido” es de máxima calidad y que difícilmente podemos en la actualidad beber un gran vino o al menos un vino de calidad, que implique selección de uvas y rigurosidad enológica, por un par de euros. Nos falta, por el momento, en este asunto conocer la opinión y leer la defensa que de nuestros vinos y de sus elaboradores se haga desde las instituciones públicas canarias. Mientras aquí queda para el análisis de nuestros lectores lo publicado al respecto.
Foto cedida D.O.P. Islas Canarias