El consejero de Agricultura señala la importancia de convenios de este tipo para que las islas también sean reconocidas por la calidad y variedad de sus vinos
La Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias y el Centro de Investigación, Estudio, Salvaguarda, Coordinación y Valorización de la Viticultura de Montaña (Cervim) han firmado un convenio de colaboración que tiene como principal objetivo el desarrollo, la promoción y la divulgación de la producción vitivinícola canaria, sus peculiaridades y «el valor añadido que supone la forma en la que se cultiva y las variedades de uva existentes», afirmaron tanto el consejero, Narvay Quintero, como el presidente de Cervim, Roberto Gaudio.
Este acuerdo formaliza una colaboración que ambos organismos vienen manteniendo desde el año 2013, cuando los vinos de Canarias comenzaron a participar en los concursos que organiza este centro de investigación. «La firma de este convenio es, sobre todo, beneficiosa para los vinos de las Islas, que no solo serán promocionados en todos los eventos que participe Cervim sino que, además, podrán aprovecharse de las investigaciones y desarrollos entorno a la viticultura heroica que realizamos», afirmó Gaudio.
Narvay Quintero, por su parte, señaló la importancia de convenios de este tipo «para que las Islas puedan mostrar al exterior lo diferente que es su viticultura y, por lo tanto, las características específicas que les da a sus vinos, unos caldos que deben ser reconocidos en todo el mundo por su valor añadido», insistió, una idea en la que abundó el vicepresidente del Cervim, Jean Paul Bamio, quien reiteró que «si Canarias ya es conocida por su turismo, ahora se ha de conocer por su viticultura, su cultura particular y heroica, y la calidad de sus vinos de gran valor y riqueza».
Los principales objetivos del Cervim son la puesta en valor de la viticultura ancestral, artesana y especialmente dificultosa desarrollada tanto en montaña como en territorio de pequeñas islas; recuperar, impulsar y promocionar esta manera de hacer viticultura en ámbitos geográficos tan hostiles como una forma de mantener las tradiciones culturales y sociales; propiciar el mantenimiento y recuperación del paisaje; y posibilitar la actividad vitícola de una forma rentable económicamente y eficiente que apoye la fijación de la población al entorno rural.
En la actualidad, toda la viticultura que se da en el archipiélago se considera heroica. Para tener esa consideración hay que cumplir uno de los cuatro condicionantes establecidos por Cervim y que son el desarrollar la actividad en una altitud superior a 500 metros sobre el nivel del mar, en terrenos con más del 30% de declive, que sean viñas dispuestas en terrazas de cultivo o parratas; o desarrollar la viticultura en pequeñas islas.
Estos objetivos son coincidentes con los de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias, que tiene entre sus prioridades el desarrollo rural a través de actividades que aporten diferenciación y valor añadido a las producciones agrícolas, «algo que ya están haciendo los viticultores establecidos con la mejora de los cultivos y el desarrollo de unos vinos que son cada vez más apreciados en el mercado internacional», abundó Quintero. Prueba de esa calidad es que los vinos de Canarias ya han sido reconocidos por Cervim en los certámenes que ha celebrado.
Cervim cuenta con una dilatada experiencia en la promoción y puesta en valor de este tipo de productos, ya que inició su actividad en 1987 en el Valle de Aostra, la región más pequeña de Italia. Más tarde se han sumado a Cervim las regiones de Lombardía, Piamonte, Liguria, Sicilia, provincia Autónoma de Bolzano y provincia Autónoma de Trento, en Italia; el Cantón de Valais, en Suiza; Galicia y la Comunidad de Cangas del Narcea de Asturias, en España; Douro, en Portugal; y Renania-Palatinato, en Alemania.