Casi 4.000 años se estiman que tienen los restos de una bodega que aparecieron al norte de Israel en unas excavaciones; las ruinas pertenecen a un antiguo palacio, se supone que cananeo, y las dependencias destinadas a guardar vino son las mayores y más antiguas hasta ahora encontradas. Una gran cantidad de ánforas con restos solidificados de lo que sería vino tinto y posiblemente también blanco.
Los análisis químicos determinaron que se trataba de una bebida bastante sofisticada y elaborada a base de vino y otros elementos (miel, menta, cedro, residas de árbol, canela…), manteniendo uniformidad en la totalidad de muestras, por lo que se ha determinado que fue realizado con un mismo fin y que parece que no es otro que el uso propio de dicho palacio. Éste ocupaba una superficie estimada de 6.000 metros cuadrados, situándose en una de las partes estas dependencias; se cree que seguirán apareciendo más habitaciones dedicadas al uso como bodega y mayor cantidad de ánforas. Según Patrick McGovern, de la Universidad de Pensilvania en Estados Unidos, gran experto en viticultura antigua, confirmaba la importancia de este hallazgo para determinar el desarrollo de las técnicas enológicas en esta región de Oriente Medio y su posterior paso hacia Egipto y el Mediterráneo.