- Por Javier Sánchez-Migallón. Director Ediciones Albandea y El Correo del Vino
Los datos que nos aporta el Observatorio Español del Mercado del Vino, hacen pensar si vamos por el buen camino o si sería mejor reconducir la manera de actuar.
Marcamos récord de exportaciones de vinos, es cierto, exportamos más que Italia y Francia, una distancia que se acrecienta cada año. En este, España 24 millones de Hl. Italia 20 y Francia 15. Pero, España vende esos 24 flamantes millones de hectólitros a 2.638 millones de euros, mientras que Francia, por sus 15 millones de hl. facturó más de 8.000 millones. Una diferencia brutal. Por tanto, ¿somos líderes indiscutibles?
Hay opiniones diversas: quien dice que es necesario y quien dice que debemos volcar nuestros esfuerzos en otros mercados más rentables y considerados. Aunque hay quien pueda opinar que el granel es el camino, los números nos dicen que, sin dejar el granel, debemos tomar otros caminos. Estos caminos pasan por potenciar el embotellado, y también por buscar nuevos mercados, o potenciar los mercados que más valor añadido nos puedan dar por los vinos.
Siempre sacaremos más, por ejemplo, si nos volcamos en los embotellados en EEUU, Canadá o los países del norte de Europa, como Dinamarca o Suecia, que si nuestras miras las enfocamos al granel con destino a Rusia. Y es que quizá hace unos años eran pocas las bodegas que podían salir con sus embotellados a competir en los mercados mundiales con los vinos franceses, por ejemplo. Pero hoy en día eso ha cambiado totalmente y podemos pasear nuestros embotellados por el mundo entero y con la cabeza bien alta.
Podemos, somos y, quizá, deberemos ser la despensa del vino a granel donde vengan a surtirse numerosos países, no hay que desdeñarlo. Pero debemos pensar si este es el único camino que queremos seguir. Debemos convencernos de que podemos, y comenzar a compensar el bajísimo precio del granel con el más elevado de los embotellados. Porque eso es otro punto a destacar: nuestros graneles son los más baratos de estos países que nombro, pero que son, por otro lado, quizá los mejores.
Siempre he dicho que todos los vinos nacen como granel, pero todos se comercializan, al final, como embotellados. Es decir, el consumidor final que se bebe nuestros vinos vendidos a granel, se lo bebe desde una botella (u otro envase). Lo único que debemos perseguir, por tanto, es que esa botella salga desde nuestras bodegas, no que sea embotellado en otras latitudes. Y esto se consigue únicamente de una manera: haciendo que el consumidor no pida una botella de vino cualquier, sino que busque vino español a la hora de comprarlo. Esa es la gran diferencia, difícil pero no imposible. Italia, hace una par de decenas de años, era “la España” de ahora, la suministradora de graneles, y ahora, aun vendiendo granel, se gana el valor añadido de los embotellados.
Por tanto el camino a seguir queda bastante claro.