La pirámide, que representa la dieta mediterránea tradicional óptima, se basa en las tradiciones alimentarias de Creta y de la Italia Meridional en torno a los años sesenta. Fue estructurada como resultado del estudio de nutrición realizado en 1993 y presentada por el profesor Walter Willett en la Conferencia Internacional sobre la Dieta Mediterránea 1993 celebrada en Cambridge, Massachusetts.
La pirámide de la dieta mediterránea subraya la importancia de los principales grupos de alimentos, cada uno de los cuales, por separado, proporciona algunos pero no todos los nutrientes que se necesitan. Esto es, las comidas de un grupo no pueden reemplazar a las de otro; para una alimentación sana son necesarios todos ellos. La pirámide sitúa en su punto más alto, es decir consumo menos aconsejado, las carnes rojas y un poco por debajo pero también de consumo poco frecuente, los productos de pastelería. La actividad física habitual es vital para mantener una buena salud y un peso óptimo así como una adecuada hidratación. Se puede consumir vino con moderación, principalmente en las comidas (1-2 vasos/día). Será opcional y se suprimirá siempre que suponga un riesgo para quien lo consuma o para los demás. Los productos básicos de la dieta tradicional mediterránea, enumerados por orden decreciente según la cantidad y la frecuencia recomendadas, son los siguientes:
- Cereales: constituyen la base de la mayoría de las comidas de los pueblos del Mediterráneo – pan (integral o no), pasta, cuscús y arroz.
- Fruta y verdura: el sabor de las comidas se obtiene seleccionando los productos de temporada y cocinándolos sencill
amente. En todo el Mediterráneo, el postre generalmente es fruta. - Legumbres y frutos secos: en la cocina se emplea una amplia variedad de legumbres y frutos secos como los garbanzos, las lentejas, las judías blancas, piñones, almendras, avellanas, nueces, etc.
- Aceite de oliva y aceitunas: en todo el Mediterráneo se emplean “aceite de oliva” y «aceite de oliva virgen». El primero se utiliza corrientemente para guisar. El segundo tipo, muy apropiado para todos los usos, es excelente para su consumo en crudo con el fin de degustar mejor su aroma y sabor y, además, aprovechar los beneficios de todos sus compuestos natural
- es. El aporte de grasas en la dieta tradicional de Creta, observado por el Profesor Ancel Keys era de: >40% kcal/día, de las cuales el 8% era grasa saturada, el 3% poliinsaturada y el 29% monoinsaturada (aceite de oliva).
- Productos lácteos: queso, yogur y otros productos lácteos, no haciendo mención expresa a la leche.
- Pescado: se ofrece como proteína de primera clase antes que los huevos y aves.
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