La Asociación de la Ruta del Vino de Gran Canaria se enorgullece de destacar la inestimable contribución que la ancestral práctica de la transhumancia aporta al enoturismo, ahora reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Este legado, arraigado en la identidad de la isla, se convierte en un distintivo para aquellos visitantes que buscan experiencias auténticas y enriquecedoras.
Dos miembros destacados de la Asociación Ruta del Vino de Gran Canaria, Rafael Molina y Francisco Luis Guerra de la Torre, se erigen como referentes en la preservación y difusión de la transhumancia isleña. Su compromiso se manifiesta a través de la colaboración en la formación de pastores, buscando salvaguardar esta tradición y transmitirla a las generaciones venideras. La firma turística Etnoexperience Canarias, reconocida por su compromiso con la difusión de la riqueza cultural y gastronómica de Gran Canaria, se ha especializado en la creación de experiencias que fusionan la transhumancia con el enoturismo.
En línea con la apuesta por un enogastroturismo sostenible, donde la preservación del territorio y el paisaje se entrelaza con prácticas locales distintivas, se destaca Handmade Tours. Esta iniciativa se distingue por sus maridajes con quesos locales y visitas a productores. Un enfoque similar se encuentra en Personal Tour, que incorpora aspectos de la economía agraria en sus exclusivos tours de ocio cultural.
Además, resaltamos la valiosa labor de la familia Mendoza, al frente de la quesería artesanal Cortijo de Pavón. Con una tradición arraigada como pastores transhumantes, la familia no solo elabora quesos artesanales, sino que también gestiona el establecimiento asociado a la Ruta del Vino, La Bodega de Guía, donde los visitantes tienen la oportunidad de conocer, degustar y adquirir quesos con Denominación de Origen Protegida Queso de Flor de Guía, vinos con Denominación de Origen Gran Canaria, así como otros productos locales.
En este contexto, la Ruta del Vino de Gran Canaria se erige como un ejemplo de turismo sostenible, donde la preservación del territorio y el paisaje se entrelaza con la autenticidad de las prácticas locales.
«En resumen, la Ruta del Vino de Gran Canaria se consolida como un destino enoturístico que va más allá de la degustación de vinos, incorporando la riqueza cultural de la transhumancia,» apunta el gerente de la Ruta del Vino, Álvaro González. Este reconocimiento por parte de la UNESCO no solo enaltece una tradición ancestral, sino que también posiciona a Gran Canaria como un referente en la preservación y promoción del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Autor de la foto: Ramón Otero.