José Díaz-Flores Estévez es en la actualidad el Director del Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria -ICCA-, perteneciente a la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias. Con anterioridad desempeñó también tareas como Director General de Salud Pública en dos períodos diferentes. Nació en Santa Cruz de Tenerife en 1967, es Doctor en Farmacia, Master en Drogodependecia y aparte de desempeñar estos puestos directivos en el Gobierno de Canarias es funcionario de carrera de la Comunidad Autónoma.
Hoy es protagonista de una entrevista en nuestra sección «En profundidad» como Director del ICCA para tratar de los asuntos que le competen.
¿Nos puede definir en pocas palabras lo que es el I.C.C.A.?
Es un organismo autónomo de carácter administrativo del Gobierno de Canarias que se creó hace algunos años, entre otras cuestiones, para impulsar los productos agroalimentarios de Calidad de las islas, teniendo en cuenta que nuestras posibilidades reales para poder competir tienen que venir por la obtención de lo que se conoce como productos de calidad diferenciada.
Son muy amplias sus funciones, abarcando todos los aspectos de los productos de calidad reconocida ¿Se puede con todo? ¿Cuál es el equipo con el que cuenta para ello?
Las funciones así como la organización del ICCA están reguladas desde su creación a través de la Ley 1/2005 y por el Reglamento de su funcionamiento del Instituto y giran alrededor de varias “patas”, como son el control y certificación de la calidad de los productos agroalimentarios, su promoción y fomento así como la inspección y análisis que vienen dados por el control oficial. En primer lugar, quiero destacar la labor que realizan los magníficos profesionales que tiene el Instituto Creo que desde su creación se ha realizado un gran trabajo y aunque la crisis supuso un freno en muchas cuestiones que se tenían que haber llevado a cabo, en la actualidad estamos intentando retomarlas, contando para ello, aunque poco a poco, de nuevo con medios materiales y humanos acordes a las necesidades. Me refiero sobre todo a la labor de promoción y fomento. En cuanto al equipo con el que contamos, la plantilla está compuesta por un total de 52 trabajadores, aunque en la relación de puestos de trabajo hay asignados 70. En los últimos meses hemos ido incorporando nuevos profesionales y esperamos que la mejora de las condiciones económicas que se van percibiendo permitan seguir haciéndolo en los próximos años.
¿Sabe realmente el consumidor lo que significa que un producto disponga de una D.O.P., o de una I.G.P., por ejemplo?
La figura de calidad más reconocida es sin lugar a dudas las Denominaciones de Origen (DO) y en menor medida el resto de figuras existentes, aunque desde mi punto de vista lo que el consumidor desconoce es lo que implica disponer de ese sello de calidad, sobre todo en lo referente a la protección de la marca y a la capacidad que se tiene para diferenciarse y así poder competir como producto reconocido de calidad. Hay que tener en cuenta que estos “sellos” de calidad están muy valorados en Europa, sobre todo en países como Alemania y Francia, donde las figuras de calidad son ampliamente demandadas y el consumidor está dispuesto a pagar más por esos productos reconocidos.
¿Cómo es el día a día del trabajo que lleva a cabo el I.C.C.A.?
Por un lado tenemos el trabajo más burocrático que consume muchos recursos, sobre todo de personal, en cuanto a la gestión de subvenciones, los registros y demás tramites y por otro lado se realiza una labor de calle en cuanto a labor de control e inspección. Asimismo, se trabaja también de cara a la promoción sin que en muchas ocasiones se sepa el trabajo que implica hacer determinadas acciones, como por ejemplo los concursos de Agrocanarias. Yo que vengo del mundo sanitario, desconocía lo complicado que es realizar un concurso oficial, sobre todo porque los procedimientos que conllevan son muy rigurosos y metódicos.
¿De qué manera ha afectado la crisis de los últimos años a los productos que se cultivan o elaboran bajo el paraguas de una protección geográfica?
Durante los años más duros de la crisis la realidad es que la demanda cayó y una parte importante de consumidores tuvieron que ajustar el gasto, por lo que evidentemente algunos productos que apostaban por competir por calidad se vieron perjudicados. Aunque no podemos decir que la crisis haya terminado, parece que se vuelve a reactivar el consumo y por lo tanto se vuelve a apostar por el consumo de productos amparados en la calidad diferenciada. En cualquier caso, en Canarias tenemos una asignatura pendiente y es conseguir que los propios canarios apostemos por consumir productos de origen canario. Siempre digo que eso implicaría, no sólo consumir productos de calidad, sino también la generación de riqueza y la protección de nuestro paisaje agrícola, por no hablar del mantenimiento de nuestras tradiciones.
¿Tenemos realmente capacidad exportadora para estos productos, o su mercado es netamente interior?
Hay productos como el Plátano de Canarias que han apostado por la figura de Indicación geográfica protegida (IGP) para diferenciarse de la banana y están exportando sobre todo a península la mayor parte de su producción. Otros como los vinos y los quesos, en menor medida han intentado exportar fuera de las islas, no sólo en península sino a terceros países como Estados Unidos o Canadá. En la actualidad se está también trabajando para que productos como el tomate pueda disponer de figura de calidad diferenciada para poder competir en mercados europeos. Es evidente que nuestra situación geográfica hace que exista un coste en transporte que se repercute en el precio final y por lo tanto aunque se consigan ayudas para ese transporte, difícilmente se podrá competir a no ser que se apueste por la calidad. A esto hay que añadirle que en muchas ocasiones se compite con países en los que la mano de obra y los costes son mucho menores y por lo tanto sus precios finales son muy atractivos para el consumidor.
¿Cree que se valora más fuera de Canarias que nuestros vinos, quesos, mieles, etc., tengan un sello de calidad certificada?
Sí, en muchas ocasiones lo percibimos, sobre todo cuando salimos a Ferias y hacemos promociones fuera de las islas. En general los productos son muy conocidos y altamente valorados. Quizás en Canarias nos falta un poco de autoestima y solemos darle mayor relevancia a las cosas que vienen de fuera sin tener en cuenta que en el caso de nuestros productos agroalimentarios, la calidad viene fijada no sólo por nuestras peculiaridades en cuanto al origen del producto, sino también por las condiciones en las que se producen.
También tiene como competencia el I.C.C.A. actualmente el control sobre los productos de agricultura ecológica. ¿Qué crecimiento ha experimentado en estos años? ¿Cuál es su futuro?
Los productos ecológicos son otro tipo de reconocimiento de calidad, en este caso por el tipo de producción. En los último años ha ido aumentando el número de productores y distribuidores, teniendo en la actualidad alrededor de 1400 registrados. En Canarias se ha desarrollado un Proyecto denominado “Ecocomedores” en el que se pretende incentivar el consumo de estos productos en los colegios así como otros centros como los sociosanitarios. Después de tres años desde que se inició dicho Proyecto tenemos 48 centros, 120 productores y unos 9500 comensales. De esta manera no sólo incentivamos el consumo sino también formamos a los niños en las “bondades” de estos productos. En general en Canarias todavía no existe una gran cultura de consumo de productos ecológicos, aunque sí que ha ido en aumento en los últimos años. Hay que tener en cuenta que en países como Alemania casi el 20% de la población consume estos productos, por lo que creo que en el resto de países europeos, incluyendo España y evidentemente Canarias irá aumentando paulatinamente.
Sus limitadas producciones son quizás las culpables de que el precio no sea un arma competitiva para ellos ¿Se podrá solucionar ésto algún día, o bastaría con información adecuada?
Es una realidad que falta mayor profesionalización con este tipo de productores. Recientemente en el IV Foro de Agroecología celebrado en Haría se puso de manifiesto que era uno de los principales problemas de este subsector. Se está intentando trabajar con la disminución de la intermediación, pero es cierto que al tratarse de pequeñas explotaciones en su mayoría, esto representa una dificultad añadida. En cualquier caso, estamos realizando estudios para comprobar si realmente el producto ecológico debe ser más caro que el convencional, porque entendemos que a medio-largo plazo deberían tener precios similares.
En el panorama actual de los vinos canarios existen 11 denominaciones de origen ¿Para un territorio tan pequeño no son demasiadas, como el caso de Tenerife con cinco? ¿Puede ser que de cara al consumidor tanto interior como exterior este aspecto lo complique un poco?
La historia está así y es lo que en su momento los productores pidieron. Hay que tener en cuenta que las DO parten de peticiones de una agrupación de productores y la administración lo único que hace es impulsar los expedientes para que se aprueben esas figuras de calidad. Efectivamente parece que son muchas si nos comparamos con otras zonas con mayor tradición y producción que sólo tienen una o dos DO. En cuanto si se complica para el consumidor, creo que sí, pero sobre todo para los que son de fuera y no conocen las islas. Canarias de cara al exterior es una marca potente y por eso la última DO aprobada, la de Islas Canarias, está intentando apostar por exportar fuera de Canarias.
Puede ser que, aún en 2016, siga faltando algo de información en el consumidor final para que entienda por qué los vinos elaborados aquí no pueden competir en precios con otros que llegan realmente baratos desde la Península o de lugares mucho más remotos; aún se les considera simplemente “caros” ¿Qué se puede hacer para ello, ya que parece ser que hasta ahora los logros no han sido los deseados?
Creo que tenemos que trabajar en sensibilizar a la población de lo que supone consumir un producto canario. Como comentaba anteriormente no sólo debemos ver el producto como tal sino entender lo que está detrás de, por ejemplo, una botella de vino. Es un acto que afecta socialmente, económicamente y por su puesto al territorio. En ese sentido queremos realizar algunas campañas para conseguir ese cambio, aunque sabemos que no es sencillo. Ya el año pasado en Navidades sacamos una Campaña en medios denominada “Canarias Sabe” que fue uno de los primeros pasos y este año queremos repetir algo parecido.
Muchas veces se culpa a la restauración en general de que sus cartas son muy pobres en referencias canarias, pero su actividad es un negocio y como tal han de ver sus costes como parte importante. ¿Protege suficientemente la fiscalidad de los productos importados a los que se elaboran en Canarias?
Es una cuestión que se ha valorado, y se han propuesto varias alternativas para aumentar esa fiscalidad, pero que no son sencillas de aplicar dada la libertad comercial y la afectación sobre el consumidor. En cualquier caso, lo que se ha hecho desde el Gobierno de Canarias ha sido compensar a los productores tanto a través de las lineas de subvención del Posei, es decir por hectárea cultivada, embotellado y exportación, así como por las diferentes líneas contempladas en las convocatorias del Programa de Desarrollo Rural (PDR).
¿Proyectos del I.C.C.A. a medio y largo plazo que se puedan conocer?
Estamos trabajando en diferentes actuaciones de interés para el sector. En ese sentido nos hemos planteado unos objetivos de legislatura, con unas lineas estratégicas concretas. Algunas de ellas ya se han venido realizando y otras estamos desarrollándolas, como puede ser la futura Ley de Calidad Agroalimentaria, que puede dar respuesta a cuestiones como los productos denominados artesanos y que no están regulados en nuestra CCAA o la no utilización de transgénicos o incluso aspectos que puedan ser de interés para el sector vitivinícola. Otro objetivo en el que estamos trabajando es en el desarrollo del Proyecto “Crecer Juntos”, impulsado por el propio Presidente y que persigue que el sector turístico “tire” del primario. Dentro de este Proyecto queremos potenciar lo que denominamos «Agroenoturismo», que desde nuestro punto de vista puede ser importante para el desarrollo de los usos complementarios del Sector.
Los Concursos Oficiales Agrocanarias imaginamos que cuestan mucho esfuerzo y dotación presupuestaria su organización cada año ¿Dan los resultados que de ellos se espera? ¿A los diferentes elaboradores les significa un valor añadido obtener alguna de sus Medallas?
Como comenté anteriormente, implican un trabajo que la mayoría de personas desconocen. Este año los hemos retomado y se han llevado a cabo 4 concursos oficiales de carácter regional, concretamente, de vino, aceite, queso y gofio. Los hemos hecho itinerantes para que las diferentes islas cojan protagonismo siendo nuestra intención ir consolidándolos e incluso aumentar a otros productos. En cuanto a los resultados y al valor añadido para los que obtienen medallas, desde nuestro punto de vista son una herramienta de promoción importante, tanto por su capacidad para visualizar los diferentes productos de calidad de las islas, como por la promoción particular que obtienen los galardonados. Este año muchos de los premiados nos han reconocido que después de obtener dichos reconocimientos han mejorado notablemente sus ventas, que al fin y al cabo es uno de los objetivos que se buscan.
¿Algo más que añadir?
Quisiera terminar insistiendo en lo importante que es la implicación de todos y todas para que el sector primario recupere la importancia de antaño en cuanto al abastecimiento en nuestra tierra. En las últimas décadas ha disminuido nuestra capacidad de autoabastecimiento, se han abandonado muchas explotaciones agrícolas y ganaderas, con todo lo que ello implica y sólo con un compromiso decidido por parte de los diferentes “actores”, es decir, administración, sector productivo y consumidor se puede revertir esta situación.
http://www.gobcan.es/agricultura/icca/