«…las primeras papas las trajo del Perú Juan Bautista de Castro por el año 1622. Este señor las hizo sembrar en sus tierras de Icod el Alto desde donde tan felizmente se han difundido por toda Canarias» (José Viera y Clavijo). Si bien llegaron antes de este año 1622, desde el último tercio del siglo XVI, se cultivaban de manera muy dispersa y en menor cantidad. Esta crónica de Viera y Clavijo pone nombre y fecha concreta al comienzo de su cultivo importante en estas tierras, lugar donde se centra hoy en día la mayor cantidad de terreno dedicado a las Papas Antiguas y su explotación desde la asociación de productores creada al efecto.
La perseverancia de las familias de Icod el Alto (Los Realejos – Tenerife), que por generaciones siguieron cultivando las antiguas semillas para su propio consumo, ha contribuido a la conservación de las «papas bonitas». En la actualidad y gracias a la visión de futuro de un grupo de vecinos agricultores se creó la Asociación de Cosecheros de Papa Bonita y Cultivos Tradicionales de Icod el Alto cuyos principales objetivos son: La promoción y recuperación de la papa bonita y los cultivos tradicionales, favorecer el desarrollo y mejora de la producción integrada en el cultivo, la protección del medio ambiente, así como el desarrollo rural y la defensa del sector. Según palabras del Presidente de la Asociación, Vicente Luis Domínguez: «La papa bonita no sólo es un producto, es una cultura». Se cree que la primera variedad en llegar fue la Ojo de Perdiz, pero no hay constancia documental de ello, es simple teoría de quienes lo han estudiado. En esta zona, éstas primeras y otras que fueron llegando posteriormente de la mano de los terratenientes que regresaban de sus viajes a América, encontraron el suelo y clima adecuados para fructificar y con el paso de los años incluso sus mezclas provocar la aparición de variedades diferentes, hasta el catálogo actual de 29 que tiene autorizadas la normativa vigente de la D.O.P. Papas Antiguas de Canarias.
El cultivo de las papas bonitas es muy peculiar e implica un trabajo intenso por parte del agricultor muy superior a que se debe dedicar a otras variedades comerciales de papas blancas; esto es así ,entre otras cosas, porque presenta una gran sensibilidad a los productos fitosanitarios, también porque es muy exigente en abonos orgánicos y necesita de constantes labores de campo durante su ciclo de crecimiento. Para empezar sólo tiene una cosecha por año, en vez de hasta tres que pueden haber de las papas comunes; luego, el sistema de cultivo es en régimen de secano por lo que depende directamente de las condiciones climatológicas para obtener una mejor o peor cosecha, llegando a notables diferencias de kilos recolectados en diferentes años a causa de ello. Se siembran en el mes de enero y como su ciclo de cultivo oscila entre los 5 y 6 meses, se recogen en el mes de julio que es cuando comienza la campaña.
Las variedades.-
Según el pliego de condiciones de la D.O.P. las variedades de papas antiguas protegidas son: Negrita de El Hierro, Buena Moza o Palmera Blanca, Colorada, Corralera Tijarafera, Corraleda Colorada, Corraleda Legítima, Carralera, Negra de La Palma, Negra Veteada, Rayada o Jorge, Haragana, de Ojo Azul, Blanca, Moñigo de Camello, de la Tierra, Azucena Negra, Azucena Blanca, Bonita Negra, Bonita Blanca, Bonita Colorada, Bonita Llagada, Bonita Ojo de Perdiz, Borralla, Colorada de Baga, Negra Yema de Huevo, Peluca Blanca, Peluca Negra, Peluca Roja y Terrenta. Algunas de estas autorizadas para su cultivo con denominación de origen no se encuentran habitualmente o su cultivo no es nada significativo. Otras, como las diferentes variedades de las Azucenas, Bonitas o Negras, se pueden comprar con cierta facilidad desde el verano hasta entrado el otoño, siempre dependiendo de la cosecha que ese año se haya conseguido y teniendo en cuenta de que una parte de ellas son dedicadas a semilla para la siguiente siembra, por lo que no llegan al consumidor final.
Las condiciones orográficas, edafológicas (relativas a la composición y naturaleza de los suelos) y climáticas del Archipiélago, junto con la tradición del cultivo y la experiencia de los agricultores hacen que las Papas Antiguas de Canarias presenten características diferenciadoras. El suelo volcánico típico en todas las Islas Canarias, caracterizado por la falta de materia orgánica y por la gran cantidad de elementos minerales de tipo basáltico, ha dado lugar a un producto único, con características peculiares que determinan una diferenciación morfológica de la Papa Antigua de Canarias, siendo la única zona geográfica de Europa donde se conservan y cultivan estas variedades con estas características. En cuanto a su piel, presentan una coloración que va desde el morado negruzco al marrón, pasando por el rosado y naranja. El color de su carne comprende la gama que va del crema al amarillo intenso y al yema de huevo, acentuándose su intensidad con el cocinado de la papa. La forma es redondeada, de superficie irregular marcada por la presencia de ojos umbilicados, más o menos profundos. Con respecto a su tamaño, éste se caracteriza por ser pequeñas o muy pequeñas, con calibres desde los 1 a los 8 centímetros.