Cada vez más nos encontramos ante expresiones relativamente modernas en el mundo del vino; una de ellas es “Vino de Autor”. De estos podemos decir que sin duda son vinos que han sido elaborados con “firma”, poniendo mucho de significado personal en su elaboración, la marca indiscutible de un enólogo. No estamos frente a vinificaciones de grandes volúmenes ni con orígenes diversos de sus uvas; al contrario, vamos a tener en nuestra copa el resultado de un proceso minucioso y único.
Al margen de ciertas normas, muchas veces ni siquiera con denominación de origen para así poder trabajar con toda la libertad, el enólogo selecciona una parcela, cepas normalmente antiguas, de poca pero excelente producción. Un seguimiendo total desde la tierra a la barrica capaz de conferir al vino un carácter diferenciador, digno de llevar consigo esa firma de autor. No son, por tanto, vinos que puedan gustar a todos, ni lo persiguen, ya que como una obra literaria es un trabajo muy personal, más en la búsqueda de lograr ciertos matices del color, aromas o sabores capaces de sorprender. Van dirigidos de manera especial a amantes del vino que desean exclusividad; en su vida en la bodega han sido mimados hasta extremos más que curiosos a veces, con iluminaciones personalizadas, música clásica o rock -en eso el gusto del enólogo manda- y cuantos elementos se puedan añadir para que acondicionen una adecuada cuna a un limitado número de barricas y botellas que lo contendrán. Se puede considerar que surge de la unión de los más amplios conocimientos enológicos con la parte creativa del enólogo, que a veces es trasgresor, experimentando dentro del amplísimo mundo de las sensaciones -vista, olfato y gusto- que dominan la cata y degustación de vinos.
Posiblemente hayan pasado de ser mero esnobismo y capricho de bodeguero a cubrir esa demanda de “otros” productos que marquen diferencia; por supuesto sin la necesidad de ocupar los grandes lineales de las superficies comerciales y sí encontrarse en rincones más cuidados y selectos. Su precio, aunque no tiene por qué ser muy elevado, va en consecuencia con el gran esfuerzo por ponerlos en el mercado tras una rigurosa selección varietal, seguimiento en campo, vendimia exclusiva y las mejores maderas de crianza. Por tanto hay que analizarlo desde la perspectiva de la relación calidad-precio que ofrecen, siendo el primero de los factores normalmente de máxima expresión.