En el siglo XVII se exportaba un millón de litros de vino desde Tenerife hasta Estados Unidos. A cambio de enviar el vino se importaba madera, cereal, pieles de castor, cera y aceite de ballena para alumbrar. La Guerra de la Independencia impulsó el comercio con Canarias, sobre todo con el Puerto de La Orotava, elegido como uno de los 30 consulados americanos en el mundo.
Entrevista con el investigador e historiador Carlos Cólogan Soriano publicada en el número 111 de la revista Campo Canario (Asaga Canarias – Asaja).
¿Qué relación ha tenido Canarias con Estados Unidos desde el punto de vista comercial e histórico?
Las relaciones comerciales entre Canarias y Estados Unidos arrancan con la finalización de la Guerra de la Independencia. Es el inicio de una relación estable y duradera durante varias décadas y de una forma, económicamente, bastante relevante. Sin embargo, el comercio con las 13 colonias existentes en ese momento, antes de que se constituyeran como una nación, retrocede cerca de un siglo antes, en torno al año 1600 cuando se detectan embarques y llegadas de navíos británicos desde Canarias porque hay que recordar que Estados Unidos era en aquel entonces territorio inglés. Esos navíos ingleses cargaban vino en Canarias para llevarlo a Estados Unidos. El comercio se prolongó hasta el siglo XVII y XVIII, a los años 1750 y 1760, aunque era bastante esporádico y poco consistente frente a lo que significó tras la finalización de la guerra en 1783. A partir de ese momento, el comercio es intenso.
Por lo que me cuenta, la guerra de Independencia marcó un antes y un después en las relaciones comerciales…
Sin duda. Estamos hablando de una nación que se desgaja de Reino Unido y esa nación, Estados Unidos es incipiente con una fuerza comercial inusitada pero al mismo tiempo es una nación completamente endeudada. Estados Unidos estaba en la más absoluta ruina después de la guerra y necesitaba reactivarse porque su economía estaba hasta ese entonces en manos de los británicos. Canarias y en concreto Tenerife con los puertos de Santa Cruz y el Puerto de La Orotava, como se llamaba en aquella época, fueron los dos puertos que se activaron. Sobre todo el de La Orotava que resultó de gran importancia porque fue uno de los 30 puertos del mundo que Estados Unidos eligió para establecer sus consulados.
¿Quiere decir que desde el Puerto de La Orotava partían los barcos hasta Estados Unidos?
Sí, concretamente a Philadelphia, Nueva York, Baltimore, Charleston, Boston… Philadelphia era la capital de Estados Unidos y aglutinaba el poder económico y político ya que el primer presidente y los padres fundadores de Estados Unidos residían allí.
¿Qué comercio se establecía en aquel entonces?
Es un comercio de vino desde Tenerife y era una divisa, una moneda de cambio. Esa exportación de vino se intercambiaba por duelas para fabricar pipas de roble. Estamos hablando de cientos de miles de kilos de madera y los aros para atar las pipas se traían de Londres, Hamburgo o cualquier otro puerto europeo. Era un intercambio de vino por madera. De manera complementaria y a veces al mismo nivel, se traía cereal. Canarias se volvió tan dependiente de las exportaciones de vino que prácticamente Tenerife, que era la isla más poblada y la que canalizaba las exportaciones, no contaba con fanegas destinadas al cultivo de cereales. El vino ejerció tal presión sobre el territorio que los terrenos buenos no iban para cereales sino para viña. Los cereales se quedaron reducidos a Lanzarote y Fuerteventura y cuando había sequías que eran bastante frecuentes, nos quedábamos con cierto déficit de cereales y era necesario importar. Los mismos exportadores de vinos eran los mismos importadores de cereales, los que tenían el poder en aquella época. Marginalmente, de Estados Unidos se traían otras muchas cosas, pieles de castor para fabricar prendas de ropa, cera, todos los productos agrícolas que aquí no había y aceite de ballena espermaceti que servía para alumbrar al proporcionar la mejor luz para escribir. El espermaceti se extraía del cerebro del cachalote. Era oro antes de que se usara el petróleo. Los comerciantes americanos eran muy activos con los puertos europeos como Tenerife, Cádiz, Málaga, Alicante…Hay que recordar que en 1780 en Estados Unidos no era ni siquiera un país. Sólo existía la franja Atlántica, el interior era territorio español. Philadelphia, por ejemplo, no pasaba de 25.000 habitantes cuando Tenerife ya tenía más de 150.000.
Por los datos que expone, Tenerife tenía mucho poder comercial en aquella época…
Hay que darse cuenta de que en el siglo XVIII, Cádiz era un puerto portentoso hasta la entrada de los franceses a España, momento en el que todos los comerciantes anglófilos comienzan a huir. Tenerife estaba al margen y mantenía un comercio brutal con Estados Unidos porque teníamos capacidad para absorber su producción. Es más, los americanos cuando empiezan a ensanchar sus fronteras, empiezan a comercializar con la India, Filipinias… los americanos compraban nuestro vino y lo vendían en la India también…Dejemos por un momento Estados Unidos y volvamos al siglo XVIII con Inglaterra como potencia mundial, con la mejor marina mercante y la mejor marina de guerra. Las dos segundas grandes potencias occidentales son Francia y España. España tiene los mayores territorios y de hecho cuando lees cartas de 1760 desde Philadelphia, las cartas vienen en español porque los empresarios norteamericanos de Philadelphia comercian con las Indias, con el Caribe y con toda América Latina y eso es España, la mayor potencia de América durante casi tres siglos. Los comerciantes americanos nacieron en Inglaterra y sus padres o ellos mismos llegaron a las colonias y tienen que aprender español, si no como van a interactuar con toda la nueva España. Inglaterra tenía un esquema de comercio completamente distinto al español. El esquema de ellos era una libertad económica brutal pero además tenían una compañía, la East Indian Company, que era una mega multinacional dueña de los territorios de la India y la isla de Santa Elena. Tenía su propio ejército y sus propios barcos. Por medio de esa empresa, esos barcos cargueros tenían que suministrar a sus tropas en Bombay, Calcuta…, en los puertos controlados por ellos en la India. Esos navíos cargaban vino desde Tenerife en 1600 y 1700. Era apreciado para llevarlo a la América española y a la América inglesa, pero también a la India y Australia.
¿La producción de vino de esa época tenía que ser enorme para poder abastecer a tanto mercado?
Brutal. Tenerife tenía una relación con Inglaterra al margen de España. Los ingleses se sentían con la libertad de venir aquí y contratar vino a la compañía del Señor John Pasley, de ascendencia escocesa, el Señor James Barry, de ascendencia irlandesa, el señor Thomas Cologan, de ascendencia irlandesa… cerraban sus contratos en Londres o aquí, venían, cargaban y se iban. Muchas veces cuando se hacían los contratos con la Marina de Guerra Británica no solo cargaban vino, cargaban carne fresca, animales vivos y todo lo que necesitaba para una travesía y muchas veces venían con tanta frecuencia que desabastencían los mercados locales y se pujaba al alza los precios. Hay datos en las cartas que he leído que señalaban que solo en el puerto de La Orotava había preparadas para exportar 2.000 pipas de vino, lo que equivale a un millón de litros de vino. Una cifra hoy impensable.
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