Apicultura.
La Apicultura o arte de criar abejas para aprovechar sus productos, representa una actividad ganadera de gran tradición en las Islas Canarias, y concretamente en Tenerife, como lo demuestran las referencias históricas que aluden a dicha actividad. Tanto la presencia de abejas como el consumo de miel por los aborígenes del Archipiélago, es una cuestión aún muy discutida, pues no es hasta después de la Conquista donde se encuentran las referencias más concretas sobre los aspectos particulares de su vida y costumbres en las diferentes islas.
Las diversas citas resultan contradictorias, pues mientras que para unos autores es evidente la existencia de abejas y el empleo de miel y cera, otros niegan explícitamente tal hecho. Las Datas eran expedientes de conformación de reparticiones de tierras, aguas, cuevas u otras riquezas del medio, por el que El Adelantado D. Alonso Fernández de Lugo concedía derechos de propiedad a los conquistadores, como reconocimiento a los servicios prestados o bien para incentivar la llegada de nuevos colonos. Aún cuando las primeras Datas se fechan en 1497, las primeras referencias a colmenas son del año 1500. Existen unas 26 en las que se incluyen citas sobre colmenas o colmenares.
En las Ordenanzas, se regula la actividad apícola en varios aspectos: el derecho a cosechar, el control de la exportación de cera y miel, la concesión de nuevos asentamientos y la normativa para la fabricación de velas. Por último, en los Protocolos Notariales, constan las transacciones comerciales y las costumbres sociales de la época. Este importante conjunto documental indica la enorme relevancia econónica-social que la actividad apícola tenía en estos primeros siglos. Destacaba la producción de miel como remedio casero y gastronómico y la de cera de abeja para elaboración de cirios y velas.
Abeja negra.
Los apicultores de Canarias tradicionalmente han manejado en sus colmenas la abeja que existía de manera salvaje en el medio natural, conocida entre los apicultores como Abeja Negra, por su característico aspecto oscuro que contrasta con abejas de otras latitudes. Es una abeja rústica, bien adaptada al peculiar clima de las Islas Canarias. En los últimos 20 años, debido al contacto de la apicultura isleña con la de otras latitudes, así como por la instalación en el pasado en Canarias de iniciativas empresariales relacionadas con la cría de abejas, se ha producido la llegada de abejas seleccionadas pertenecientes a otras razas, con finalidades de tipo productivo.
Las razas que se han introducido han sido mayoritariamente italianas, caucásicas e híbridos como Buckfast, y debido a la forma natural de reproducción de las abejas ha tenido su reflejo directo en la hibridación (mezcla genética) de las abejas negras locales. La hibridación debido al constante aporte, aún en la actualidad, de estas razas de abejas seleccionadas es un proceso casi irreversible en muchas zonas y la Abeja Negra canaria original tenderá a desaparecer si no se adoptan medidas que lo eviten.
El análisis de las características de la Abeja Negra de Canarias se ha propicionado, gracias a la demanda del sector apícola de Canarias, a ser objeto de estudios por distintos organismos de investigación como la Universidad de Córdoba, de Murcia o del País Vasco, y a una serie de publicaciones científicas de carácter nacional e internacional.
Todos los estudios han ido confirmando la especificidad de la abeja negra canaria, y por ello en la actualidad el Gobierno de Canarias a través de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación lleva a cabo un proyecto de recuperación y selección de la abeja negra canaria en la Isla de La Palma, territorio en el que la hibridación por especies foráneas ha sido menor por lo que la raza se encuentra en mayor estado de pureza.
Tras diversas teorías sobre las especificidades de la Abeja Negra Canaria, en la actualidad los expertos concluyen que ésta, merced a marcadores genéticos (haplotipos) exclusivos encontrados en abejas de La Palma, así como de Tenerife, La Gomera, El Hierro y Gran Canaria, es un ecotipo de abeja específica de las Islas Canarias, que pertenece al tronco A (africano) de las abejas melíferas, y por tanto está próxima a las poblaciones de abejas existentes en el sur de la Península Ibérica y en las zonas del continente africano cercanas a Canarias; como la mayoría de los seres vivos de las Islas Canarias son consecuencia del efecto del aislamiento durante siglos en su proceso de evolución y adaptación al medio, constituyendo de este modo a ser parte integrante de la biodiversidad específica de Canarias.
Miel multifloral.
En Tenerife se producen mieles monoflorales y multiflorales; estas últimas, también llamadas milflores, son en las que no predomina una especie botánica concreta. Tradicionalmente los apicultores hablan de ellas como de «costa», de «monte» o de «cumbre», según la altura a la que se instalan las colmenas. Sus características son variables en color, textura y aromas, según la combinación de néctares con las que las abejas las han producido. Aquellas mieles multiflorales en las que algún tipo de especie vegetal impone una nota predominante, sin poder considerarse monofloral, en Miel de Tenerife pueden denominarse como Miel Multifloral con predominio de…
Miel de cumbre.-
Se produce en zonas por encima de los 1.200 metros coincidiendo en su mayoría con los límites de Parque Nacional del Teide. En estos parajes destacan floraciones endémicas como la retama blanca del Teide, los tajinastes rojos, la malpica o el rosalillo de cumbre. Las mieles de cumbre son normalmente de colores claros a medios y sabores suaves.
Miel de monte.-
Se producen en colmenares situados entre los 450 y 1.2000 metros de altitud y desde mediados de primavera hasta finales del verano según la zona de la Isla. Comprenden floraciones de escobón, brezo, tajinaste, tomillo, orégano, hinojo, castaño, eucalipto, etc. Predominan los colores oscuros, con aromas de media a elevada intensidad y con gran riqueza de matices. Son las mieles más abundantes en Tenerife.
Mil de costa.-
Producidas normalmente por debajo de los 450 metros de altitud; se basan en las floraciones de aguacates, cítricos, tabaibas, barrillas, verodes, balos, piteras, etc. Su época es en el comienzo de la primavera. Predominan los colores claros, la textura cristalizada y los aromas florales intensos.
http://www.casadelamiel.org/es